jueves, 8 de enero de 2009

Gianni Motti_Introducción de elementos que desactivan temporalmente el funcionamiento del sistema.

Gianni Motti (1958, Sondrio)

"Estar en el lugar equivocado en el momento justo"

En julio de 1989 Motti viajó al pueblo español de Ribarteme para la celebración de la patrona del lugar, Santa Marta. El día de la ceremonia, el diario local anuncia la muerte del artista. Después, fingiéndose muerto dentro de un ataúd, Motti fue llevado al interior de la iglesia por cuatro asistentes. El cura, emocionado por el hecho de que ese extranjero hubiera deseado encomendar su alma a la santa local, le dedicó al muerto la misa del día. El coro cantó réquiems; las lloronas lloraron y todo el pueblo siguió la procesión hasta el cementerio. Allí el ataúd fue ubicado cerca de una tumba abierta, cavada para alguien que sería enterrado al día siguiente. La multitud esperó silenciosa bajo el terrible calor del verano gallego. Motti tenía que reaccionar. Y de pronto emergió del ataúd.

Estupefacta, la multitud empezó a tocarlo, a pellizcarlo, a arrancarle la ropa. Motti apenas se las arregló para liberarse y escapar.

Poco después el artista supo que su féretro había sido desarmado y subastado. Se las arregló para conseguirse un pedazo, así como un video y fotografías de la procesión tomadas por desconocidos.

Mientras otros artistas hubieran hecho cualquier cosa por documentar este tipo de evento, usando videos, fotografías y entrevistas para construir un corpus de trabajo, él no. La diseminación y grabación de sus eventos es delegada a los medios, o a los testigos. Motti evita el mundo del arte, nunca está donde se lo espera, juega con las expectativas y las frustra, generando espacios nuevos de actuación.

Su trabajo desafía a la autoridad en su propio terreno. Utiliza los acontecimientos cotidianos y la información diaria que emiten los medios de comunicación para cuestionar nuestras creencias y sistema de valores.

Se mueve en diferentes áreas, lo político, lo social, lo moral y desde allí, con los mismos códigos genera un shock, un desconcierto, de un modo casi lúdico pero con intenciones muy incisivas en desarticular las estructuras de poder dejándolas en evidencia.

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